Anoche estuve hablando por teléfono con una buena amiga, entre otras cosas, sobre las voces internas y los juegos que se traen entre sí marcando nuestra identidad. Me refiero a esa educación continua que cada uno se aporta a sí mismo a través del diálogo propio, con esas sutilezas del lenguaje usado que tanto repercute a su vez en cómo se moldean los pensamientos. Todo ello conforma una serie de tendencias, de inclinaciones, a la hora de cómo se manifiesta lo introspectivo en actos y decisiones más palpables por la toma de acción. El grado de desidia, por ejemplo, contra el entusiasmo de tomar la iniciativa, son cruciales en la formación de nuestro camino vital. O la duración entre tristeza y alegría. Parece que son cositas del momento de la condición humana, pero en realidad crean hábitos indicadores de cómo gestionamos el tiempo, las lecciones aprendidas e incluso el inconsciente. Cuánto me gusta indagar en el cerebro, El Quijote de toda persona...
También hablamos de música y, al colgar, escuché de nuevo "La mala costumbre" de Pastora Soler acompañada por David Bisbal. Una de mis letras favoritas del panorama musical, por su verdad y sentimiento.
Recomendando música y dejándonos siempre tocar por la emotividad, os deseo una buena salida y entrada de año. Con uvas o con aceitunas, solos o acompañados, pero con paz mental y una buena sonrisa por acordarnos de este y otros textos que, sin duda, nos unen y acercan. Por la escritura, por la palabra y por los vínculos. Chin chin. #FelizAño2021