'Abel... ¿Y qué es eso de subversión exactamente, qué significa que algo sea subversivo?' Son varias personas las que me hacen esta cuestión que hoy vengo a despejar. Pues es un término que suele hacer alusión a cambios sociales en torno a los valores, la moralidad o la ética... No obstante, puede emplearse también para referirse a una perturbación personal debido a un punto de inflexión existencial o introspectivo. Es como un viento que genera nuevos ciclos a un entorno.
Elegí como título La subversión de los vientos porque me arrasó de forma inesperada conectando mi mente dos de mis inquietudes: la naturaleza y mis lecturas. Además, fue como que todo encajaba puesto que al reflexionar y analizar la obra supe que había dado de lleno con el idóneo. Respecto al título reflejado con fuente cuyo estilo evoca estar sufriendo un vendaval, llama la atención de los lectores cuando se percatan que está en francés. Uno de mis sellos como autor es titular desde otros idiomas porque creo fervientemente en que un verdadero lector o creador de palabras va más allá de las fronteras de su propia lengua. En este caso, tuvo mucho que ver también que es el idioma nativo de mi madre y, por ende, siento que la cultura francesa ronda muy dentro de mí, por lo cual hay cierta necesidad de llegar a manejarme con la soltura suficiente como para versar a través del francés.
La fotografía duplicada, a modo espejo, que conforma como un todo la portada y contraportada de la cubierta, para mí era importante que estuviese presente para que el escaparate del libro rezumase dos valores que cobija el poemario: el esfuerzo humano y la perseverancia. Y es que ese rayo lo capturé, tras las gotitas de lluvia en mi ventana de la habitación, sin trucos ni comodidades tecnológicas, desde el empeño de lograr una imagen que me hiciese estar al menos satisfecho en lo concerniente al arte fotográfico. Si no hice quinientas capturas de entre las que seleccioné esta, no hice ninguna.
Hoy día, respecto al mundillo editorial, puedo sentirme orgulloso de mi trabajo previo a lanzarme a publicar, ya que no decidieron modificar ni el título -sí lo acortaron, ya que en origen tenía como subtítulo 'cuarto de siglo'-, ni la base esencia de la cubierta con esta imagen propia.
Respecto al elemento de la rosa de los vientos, fue una idea brillante de la diseñadora de cubierta: Anna Agudo Aguilar. Me encantó porque potenciaba esa necesidad de entregar pedacitos de mi ser y, a la vez, ser coherente con la obra y con el sumarle valor artístico. Quienes me conocen o me siguen sabrán que el océano, origen de la vida en nuestro planeta, me atrae por tanto que contiene: desde el oleaje espumoso de su superficie, hasta lo místico en sus ocultas profundidades. Por esto, todo lo que rodee al mundo náutico tiene automáticamente mi atención, porque conecta conmigo. Del mismo modo, lo hace aquello en lo que más tarde caí: es un símbolo muy usado para relajarse pintando e incluso dibujando mandalas. Y es que recordemos que calma y seguridad para sus supervivencias es lo que otorgaba a los navegantes este elemento que muestra los rumbos en que se divide la circunferencia del horizonte, utilizándose pues para conocer la dirección de los vientos.
En la solapa de apertura, además de una pequeña biografía está la foto de autor acompañando. Tampoco está escogida al azar o por estética -las tengo en las que salgo más favorecido-. Como he comentado, para mí era importante que todo tuviese unicidad, hasta el más mínimo detalle. Es por ello que muestro tan solo mi cabeza sin cuerpo, como flotando o levitando, reflejando una mente como movida o suspendida por el viento. También aporta un extra muy yo, la relevancia al acto de la escritura en sus dos vertientes: a mano y a máquina.
Para culminar, en la solapa de cierre, se puede disfrutar de una pequeña sinopsis cuyo encabezado lo custodia el dios Eolo. Una aportación artística más, la mitología, con la que concluyo este desmenuzar del total de la cubierta, no sin antes dejaros con un poema inédito en honor a este dios de los vientos. Espero os guste.