Con esta frase Consuelo Jiménez nos entregaba su "Arteria" literaria y también existencial. Nos entregaba ayer su honestidad emocional transmutada a las páginas de un libro, de su poemario. Versos que comprimen dolor, pero es que no olvidemos que somos humanos. Versos que se ensanchan en el vínculo con la naturaleza, y es que somos parte de ella. Versos que identifican también libertades, aunque sea la del alivio de desahogar lo reprimido.
Como bien dijo Miguel-Angel Real, la poesía tiene ese atractivo que tiene el traducir un libro de un idioma a otro, porque se ha de traducir cada verso al lenguaje de la emoción intencionada por parte de su autor. Y estoy totalmente de acuerdo, es una aventura o viaje en el cual se va descifrando y, al mismo tiempo, se va poseyendo esa incertidumbre de si realmente se estará uno orientando bien en el camino propuesto por el creador o, si gracias a la interpretación subjetiva de cada uno, se estará generando un sendero nuevo distanciado del autor pero, al final, el sendero destinado a cada cual tomando como medio ese libro, esas palabras. La vida es así de maravillosa, la literatura también, pueden ponernos delante un mapa con colores fosforitos a los cuales seguir y, sin embargo, llegar al mismo destino serpenteando, creando atajos, descubriendo abismos y hasta levitando. Matices.
Y repleta de matices y sensibilidades estuvo la tertulia con la presentación de Consuelo. También llena de inquietud, somos personas curiosas los que nos juntamos. Unos preguntones que unen cada jueves sus arterias creando ríos de confianza, cercanía, creatividad y conocimientos.
Muy buena entrada Abel. Abrazo grande. Isabel Montero
ResponderEliminarMuchísimas gracias, Isabel, qué ilusión me hace tu presencia aquí en mi espacio virtual. Un abrazo enorme
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