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domingo, 24 de agosto de 2025

Golondrina de agua

Una golondrina de agua surcaba el cielo sin evaporarse, sin ser nube siquiera. No volaba, caminaba como yendo por la tierra, pero en el aire levitando a cien metros del suelo. Señorial, sus alas eran como olas chocando con su cuerpo, como las del mar contra la orilla. Todo lo demás era tan aburridamente normal, ella la única tocada por lo exclusivo. Su traje de transparencias absolutas, incluido sus órganos internos, le otorgaba sin darse cuenta cierta invisibilidad. 

La soledad le ahogaba, parecía parte de su composición acuosa inundándole la garganta hasta saturar sus vías respiratorias. Tanta diferencia existencial le confería también el augurio de no compartir fácilmente su vida. Lo cierto es que una parte de sí se sentía a gusto consigo misma y a priori no parecería necesitar a nadie, pero como todo ser no podría escapar de su faceta social. 

A veces se empeñaba en dar de beber a otros sacrificando parte de sí, pero el no entenderla o, en ocasiones, la envidia por ser distinta hacía que la tratasen de un modo inmerecido antes de tener tiempo de decepcionar o causar rechazo con motivos. Esto le hacía sentir condenada, como vivir una maldición en la cual no tenía derecho a relacionarse al nivel del resto.

Pero el agua es el origen de la vida, y su andar por los senderos celestiales le hacía redescubrirse sin rendición. Pronto aprendió que quienes le despreciaban no merecían sus intentos de agradar. Fue alejándose de esas otras aves que le ponían la comida en el pico y, al mismo tiempo, le hacían el vacío descaradamente y sin venir a cuento. 

En uno de sus paseos reflexivos cayó un rayo y evaporó cada átomo de su ser. Fue desde ese día, según iban enterándose uno a uno, que muchos la recordarían por su aguante y falta de amor recibido. Había leyendas de que fue la propia golondrina de agua quien buscó aquel rayo para que jamás nadie volviese a tratar así a otros por ser diferente. Quizá fuesen ciertas o no, pero su recuerdo tuvo todo el amor ausente en vida.

Abel Jara Romero

miércoles, 23 de julio de 2025

Arte intrínseca


 

sábado, 19 de julio de 2025

Incluso entonces


 

domingo, 29 de junio de 2025

La edad de Cristo, resucitado como Cristo


 Me considero agnóstico, no sé si habrá o no algo o algún tipo de ser que ponga orden al caos vital, pero sí huyo de la soberbia de negar en rotundo o confirmarlo. Lo que sí hago es vivir sintiendo, principalmente a mí mismo. Tanto es así que tengo la real capacidad de sentir partes de mi cuerpo interno, como poca gente he conocido que sepa. Y digo sepa, porque poder se puede, soy el vivo ejemplo. Vivo... Qué término tan vivo. 

¿Qué médico de los 90 hubiese apostado por llegar a cumplir este cuerpo los 33? Pocos. Han sido muchas las veces que clínicamente me han dado por acabado, las mismas que no se han explicado mi recuperación. Con permiso de la edad que cumplo, confesaré que me clavaron como a Cristo, precisamente cuatro gordos tornillos en la cabeza, unidos a una especie de corona metálica, que se enganchaba a sacos de peso que tiraban de mí, con el objetivo de estirar mi columna vertebral durante todo un mes. Y fue tras ese mes, con la operación que tuvo lugar a continuación, donde siento que resucité. Tanto es así que salieron a avisar a mis familiares que estaba perdiendo mucha sangre. Tanto es así que siendo escéptico tuve una experiencia lejos de los sueños y de lo alucinógeno: pude percibir una realidad paralela en la cual no poseía cuerpo, ni siquiera ojos, pero veía desde el techo del quirófano únicamente mi propio cerebro en la mesa de operaciones.

Pero lejos de este drama puntual, también me identifico con aquel carpintero en que desde muy pequeñito me ha gustado escuchar y empatizar con los demás. En lugar de centrarme en mi sufrimiento, siempre he necesitado incontroladamente aportar a otras almas. Con el paso del tiempo, y gracias a la tecnología, eso se fue potenciando llegando a vivir el ayudar desde casa y desde mi realidad diferente a personas de otros continentes. Ese es mi regalo hoy, ese es mi verdadero motivo de llegar a estos 33 años, el pese a todo, ESTAR PARA EL MULTIVERSO.

sábado, 21 de junio de 2025

Lugares con vida profunda


 

martes, 17 de junio de 2025

Incólume


 

domingo, 1 de junio de 2025

Mañana


 

jueves, 29 de mayo de 2025

Lector, eres mi Sol


 

lunes, 26 de mayo de 2025

Flor de la sangre, sangre en flor

 


domingo, 27 de abril de 2025

Historia de amor con el amor


 

martes, 15 de abril de 2025

El momento


 

sábado, 12 de abril de 2025

Ilusión decepcionante


 

lunes, 7 de abril de 2025

Bésame la piel

Cae desde tus labios, derramándose como un caza buscando mi deseo. Se choca contra el aire y lo atraviesa centímetro a centímetro, mientras yo contemplo y valoro su trayectoria cual bólido en el firmamento. Sigue su recorrido mientras al fondo, detrás de sí, se vislumbra tu incontrolada sonrisilla juguetona. Vuela, desciende y asciende. Trepa, seduce, sorprende al muro más inerte. Se colorea de mil tonos diferentes jugueteando con los efectos del sol y las transparencias. Me acalora, ilusiona y me paraliza. 

Es tu beso lanzado de tu boca a la parte de mí que se dirige tu mirada. 



miércoles, 5 de marzo de 2025

Mi pailar vespertino




miércoles, 26 de febrero de 2025

Enfrentándome a mí mismo


 

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PODER NO DEPENDE DE NUESTRA CONDICIÓN FÍSICA O DE LO QUE NOS RODEA, PODER DEPENDE DE LA DISPOSICIÓN INTERNA DE CADA UNO. Y YO, ¡PUEDO!
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