El cine de Ingmar Bergman. Cine sueco. Cine del 66, en blanco y negro. Cine reflexivo, psicológico. Una película titulada "Persona". Recomendada por una gran persona, por una mujer. Protagonizada por dos mujeres, o por un mismo ser. Ser o no ser, disyuntiva filosófica y existencial. Somos o creemos ser, ambas opciones y ninguna. ¿Nos escuchamos a nosotros mismos? De eso va un poco. ¿O acaso buscamos maneras de huirnos? De eso va otro poco. También va una pizca de erótica, queda de manifiesto antes de cumplirse el primer minuto con un fotograma dirigido al subconsciente por su escasa duración -menor a un segundo- de una dureza fálica. Quizá fuese de los miembros cuya orgía es relatada, quizá fuesen los genitales masculinos culpables de la locura desatada. Una locura muy cuerda, ¿pues qué mente soporta la frustración de no ser madre, queriéndolo ser y habiéndolo sido, pero habiendo tenido que abortar? ¿Cómo no desdoblarse, cómo no crear yo alternos? Y aún así el personaje principal encuentra fuerzas para amarse profundamente, para volver a fusionarse a sabiendas que, al amanecer, se abofeteará y escapará de nuevo lejos de su versión dolorosa y a la cual desea dañar, mientras esa otra versión lo único que pretende es estudiar a la primera, contemplarse con la esperanza de encontrar el punto que le ayude a sanar. O, al menos, que le permita continuar.
Continuar... ¿cómo lo haces tú, cuáles son tus recursos y estrategias internas, enrevesadas en ocasiones, para continuar con la traumática vida individual y colectiva? Bergman lo hizo escribiendo desde el hospital con su neumonía, en su libreto. Desahogar es fundamental, no temer a la vulnerabilidad. ¿Crees que los que no se permiten contar sus debilidades son realmente tan fuertes como sus apariencias pretenden mostrar? En cuanto sabes, aunque sea de pasada, de qué va la vida, hallas la certeza de que justamente ese tipo de personas son los que más fragilidad albergan. Son quienes más precisan aprender a amarse bien en lugar de mucho.
"Toda la ansiedad que llevamos con nosotros: nuestros sueños frustrados, la incomprensible crueldad, nuestro temor a la extinción; han erosionado lentamente nuestra esperanza y cualquier otra salvación. El bramido de nuestra fe y la duda contra la oscuridad y el silencio, es una de las pruebas más terribles de nuestro abandono y de nuestro aterrorizado e indescriptible conocimiento."
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Abel Jara Romero