Hoy hemos decidido contaros la verdad acerca del remoto lugar en el que se encuentra la fábrica de Santa Claus. Creemos que es el momento de revelarlo por el trágico suceso ocurrido. Y es que tengo apenas veintisiete horas desde la publicación de este escrito para poder salvar nuestro hogar. Así es, digo nuestro porque pertenezco a este mundo de ilusión, amor y generosidad. O al menos he pertenecido, si es que se termina acabando su existencia. Os cuento...
El anciano al que todos conocéis y que siempre va de rojo, tiene un poder que todos desconocéis además del de meterse por las chimeneas incluso cuando no las hay. Os va a parecer surrealista pero es así, ¡tiene la capacidad de hablar con los tiburones! Ningún otro ser, ni siquiera el más veterano de sus ayudantes es capaz de comunicarse con los escualos. Los graciosetes de la fábrica han hecho correr un rumor que anuncia que nuestro pez gordo fue engendrado por un ser mitad hombre, mitad tiburón. Y que, por ello, tiene cuerpo de hombre y, al mismo tiempo, capacidades tiburoniles. Pero yo sé que es sólo eso, una broma de mal gusto, es una teoría muy mal pensada porque entonces ¿lo mágico de él también fue fruto de ese extraño nacimiento? Carece de sentido, ¿qué unión tienen los tiburones con los poderes que nuestro admirable jefe posee? Así podría formular millones de preguntas respecto a este absurdo y ridículo rumor, supongo que lo que tienen de graciosos les falta de lógicos.
Pero vayamos al grano, a lo verdaderamente importante. Esta mañana, al amanecer, nos reunió con código negro ¡jamás había pasado! Este código, según el libro reglamentario de nuestro sitio, dice que se activará en caso de que todo lo habido tenga riesgo de no permanecer. Por ello, el hombre con la barba blanca más grande de nuestro sitio nos empezó a dar explicaciones. Dijo que los que, hasta el momento, habían sido los más fieles guardianes del secreto mágico, se revelarían contra nosotros a partir de las 24:00h. de la noche del 24 al 25. ¡Exacto! La noche de navidad, cuando se reparten todos los regalos por todo el mundo. Según la información que nos proporcionó, existía un consenso de paz en el que las partes acordaban apoyarse mutuamente. Por un lado, los tiburones protegerían nuestra fábrica desde su medio acuático para que ninguna criatura más supiese la existencia de la misma. Por otro, nosotros nos comprometíamos a propagar respeto, cariño y admiración por esta especie animal muy evolucionada. Así, ambas partes conservaríamos nuestra existencia.
¿Por qué la ruptura de dicho acuerdo? Muy fácil, aunque nuestro jefe es para todos nosotros el más sabiondo de los seres, ha reconocido tener un error: confiar demasiado en la bondad humana. No es que no seáis buenos, es que unos pocos os han contaminado en ciertos temas. Por ello, muchos de vosotros, teméis a los tiburones y, en lugar de admirarlos, conservarlos y aprender de su anatomía y forma de vida, muchos os dedicáis a pescarlos, matarlos o pensar mal de ellos. Y creedme que no son malos. Si han amenazado en esta ocasión, después de siglos y siglos de ayuda, es por pura supervivencia. Hay que darles la razón, son demasiadas muertes innecesarias incluso a los tiburones blancos, supuestamente, los que más teméis.
Hay una oportunidad de salvarnos, de salvar la navidad. El Sr. Claus nos ha repartido a todos, en proporciones iguales, la tarea de reunir cariño e interés bondadoso hacia los tiburones. Yo, por mi parte, debo reunir, al menos, diez comentarios en este espacio diciendo desde la sinceridad más profunda de vuestro alma que realmente os informaréis en fuentes fiables sobre ellos. Y lo más importante para salvarnos, debo conseguir que podáis añadir una cosa que os gusta de los tiburones. Por cada admiración recibida, un ataque menos se producirá en nuestra fábrica. Nuestro objetivo máximo es reunir las suficientes frases sinceras y positivas acerca de estos animales para que quede intacta la estructura que hace posible la felicidad de tantos niños.
Como recompensa a vuestras frases motivadoras para los tiburones (recordad que a mayor sinceridad, mayor ayuda) os regalamos dos gestos de confianza:
- El lugar en el que estamos situados es la mayor profundidad de agua salada respecto a la superficie.
- Os presento a una parte de la plantilla que hace posible cada regalo. Que en la vida terrestre conformasen un equipo de Hockey sobre Sillas de Ruedas Eléctricas llamado "The Sharks", no es una coincidencia, así lo quiso el regordete achuchable en agradecimiento a todos los siglos de protección asegurada por parte de nuestros tiburones favoritos. Sin más, os dejo con sus rostros, nombres y con una breve descripción de sus labores en la fábrica de Santa Claus.
hahahaha, pues menuda broma! ¿mitad tiburón? ¡qué raro me ha sonado cuando lo he leído! Pero dejando aparte eso, la entrada me ha encantado, me ha sacado más de una sonrisa! Un beso cielo! Pásate por favor!
ResponderEliminar¿Los tiburones deben ver ese comentario como algo positivo para ellos? En cualquier caso, gracias por tu opinión. Al menos he reunido más de una sonrisa tuya y eso refuerza un poco las barreras de la estructura de nuestra fábrica aunque no ayuda a evitar ataques pero te agradecemos tu aportación. Me pasaré.
EliminarUn beso,
Abel Jara Romero
A mí también me ha sonado raro eso. Pero me ha encantado. Me gusta la forma en que lo expresas. Llenas mi alma con tus palabras (:
ResponderEliminarYo nunca he mirado mal a los tiburones, aunque tú has hecho que los mire de una forma más simpática. Aún así prefiero los tigres (:
Besos.
Es grandioso leer que llenas el alma de una gran persona con sólo plasmar lo que hay en la mía. Los tiburones se calmaron tras tu comentario, gracias por ello.
EliminarBesos,
Abel Jara Romero