Hoy voy a empezar con el primer fascículo de mi vida. Haré unas cuantas entradas sobre la evolución que ha tenido mi ser porque, lógicamente, sería muy largo y se haría pesado en una sola entrada.
Van a ser entradas muy especiales porque voy a desnudarme ante todos vosotros (metafóricamente hablando) ya que gracias a las siguientes entradas me descubriréis muchísimo más.
Así que voy a empezar ya. Empezaré contándoos mi nacimiento pero os lo voy a contar en forma de cuento y espero que os guste.
Van a ser entradas muy especiales porque voy a desnudarme ante todos vosotros (metafóricamente hablando) ya que gracias a las siguientes entradas me descubriréis muchísimo más.
Así que voy a empezar ya. Empezaré contándoos mi nacimiento pero os lo voy a contar en forma de cuento y espero que os guste.
Era un mes de noviembre de 1991 cuando Consuelo Romero se daba cuenta que se avecinaba su segundo hijo estando embarazada de dos meses y medio. Christian, su primer hijo, tenía dos años y aunque no era muy consciente sabía que algo importante estaba pasando. Jose Jara, la pareja de Consuelo, no se esperaba ser padre por segunda vez y cuando se enteró no podía creerlo. Toda la familia estaba eufórica y emocionada de saber que iban a tener otra persona en sus vidas.
Pasaban días, semanas, meses…llegaban las navidades y todo el mundo estaba pendiente del estado de Consuelo dándola todos los caprichos y comodidades posibles para que el feto estuviese bien aunque Consuelo, que era muy activa, no podía estarse quieta y quería estar como siempre preparando las cenas de las noches importantes y organizando todo bien para que su otro hijo, Christian, pasara las navidades a lo grande y disfrutara al máximo. Jose y Consuelo deseaban más que nada en el mundo que el nuevo año, 1992, fuera maravilloso y especial para todos.
Pasaron las navidades y Christian se lo había pasado muy bien, pero no había acabado su diversión porque el diecinueve de enero era su cumpleaños, cumplía tres años, Consuelo y Jose intentaron pasar y que Christian pasara un día muy divertido y feliz.
En febrero Consuelo tenía su segunda ecografía para ver cómo iba creciendo el feto, ella estaba convencida de que todo iba a ir bien y así fue, Consuelo y Jose salieron muy contentos de saber que todo marchaba bien y de que no hubiese ningún contratiempo.
Consuelo ya estaba de algo más de cinco meses y ya empezaban las molestias y a encontrarse mal así que ya no podía ser todo lo activa que quería ser y necesitaba más que nunca que estuvieran atentos de ella. Ya empezaba lo típico de un embarazo, pies hinchados, náuseas, dolores, antojos… Así que Jose intentaba darle todo lo que le apeteciera para que llevase el embarazo lo mejor posible.
En mayo tuvo su penúltima ecografía y una vez más estaba todo bien, incluso les podían decir si era niño o niña pero Jose y Consuelo no quisieron saberlo aunque ambos deseaban tener una niña porque ya tenían a Christian. Una vez más salieron contentos de que todo iba bien, ambos estaban deseando que naciera ya su segundo hijo a pesar de que económicamente no lo podían afrontar solos pero la familia les ayudaría.
Era principios de junio y Consuelo ya estaba casi de nueve meses, fue a hacerse su última ecografía y el médico les dijo que el niño debería estar ya en posición de salir y no lo estaba pero que no se preocuparan porque a veces tardan. Jose y Consuelo esta vez no salieron muy convencidos de que todo estaba bien aunque ellos que eran muy positivos pensaron que sería eso, que estaba tardando en colocarse.
Consuelo por fin salía de cuentas así que Jose estaba noche y día pendiente de ella por si la tenía que llevar al hospital. Pasaban los días y se empezaban a preocupar porque el niño estaba tardando demasiado en querer salir. Pasaron diez días desde que salió de cuentas hasta que rompió aguas, eran la una y diez de la tarde cuando Jose la llevó corriendo al Hospital Santa Cristina y avisó rápido a los familiares para que fuesen para allá. Todos estaban muy contentos de saber que el día había llegado y estaban deseando que naciese lo antes posibles pero se retrasaría unas horas más. Los médicos tenían una preocupación y, es que, era una mala señal que las aguas fueran verdosas, eso quería decir que algo no iba bien. Estaban todos preocupados y el tiempo pasaba sin que el niño naciera así que los médicos optaron por dormir a Consuelo y que el niño naciese por cesárea. Consuelo dijo que lo que le importaba es que estuviese bien el niño así que la durmieron y empezaron con el proceso… El niño nació a las cinco y cuarto de la tarde después de esperar cuatro largas horas en el hospital.
Al despertar, Consuelo preguntó por el niño a los familiares y dijeron que ya lo habían visto y que era niño. Consuelo se enfadó de saber que habían visto a su hijo antes los demás que su propia madre e insistía en que tenía que ser niña porque ella lo deseaba. Cuando los médicos le presentaron a su hijo y vio que era niño se llevó una gran desilusión y para colmo el bebé era bastante feo pero la madre de Consuelo le dijo que no se preocupara que ella también nació muy fea pero que luego mejoran mucho. Consuelo a pesar de que no fuese niña y de que hubiese nacido feo, como no podía ser de otra manera estaba muy contenta y alegre pensando en todos los cariños que le iban a dar y lo mucho que le iban a querer.
El niño había nacido y no tenían el nombre pensado todavía porque como estaban deseando que fuese niña pues solo habían pensado en un nombre de niña que iba a ser Sandra pero al ser niño pues no sabían cómo ponerle así que estuvieron todo el día pensando en un nombre original y bonito para el niño. Querían un nombre corto y algo religioso así que después de pasar por nombres que no les convencía o no se ponían de acuerdo, de madrugada de esa noche después de once horas del nacimiento del pequeño, les gustó a los dos el nombre de Abel por la historia que tiene sobre Abel y Caín y como era corto pues era justamente el que estaban buscando.
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Abel Jara Romero