Todo el mundo, en algún momento de su vida, se hace la pregunta siguiente: ¿Por qué no tuve valor?
Y es que muchas veces no nos arriesgamos a decir o actuar de la manera que por dentro deseamos realizar.
Muchas veces nos tiramos horas y horas e incluso días y hasta meses, planeando algo que queremos hacer o decir. Lo calculamos todo, cada detalle. Estamos deseosos de que se produzca el momento de decir o hacer eso que tanto hemos planeado. Por otra parte, tenemos esa cosa por dentro que prefiere más tiempo para poder hacerlo todo más tranquilamente y quedarse aliviado de que no se escape ningún detalle.
Pero esto, todo esto, es un error. Es una pérdida de tiempo que lo único que hace es que no sepamos cómo actuar en el momento preciso. Y es que todo lo que has planeado, todos los detalles, ¡todo! no te servirá. Porque por razones ajenas a ti, todo saldrá inesperadamente. Y es entonces cuando nos ponemos nerviosos, porque notamos que todo lo planeado se ha ido al traste.
Desde este espacio, os aconsejo que no planeéis nada. Cuanto más planeadas están las cosas, peor salen. Sin embargo, está comprobado que, ya sea por fuerzas superiores a nosotros, por el destino o simplemente por casualidad, las cosas sin planear se hacen simples y salen mucho mejor.
Tened el valor de hacer que las cosas importantes se produzcan por sí solas. Y sobre todo, no os quedéis nunca con las ganas de realizar algo.
Y es que muchas veces no nos arriesgamos a decir o actuar de la manera que por dentro deseamos realizar.
Muchas veces nos tiramos horas y horas e incluso días y hasta meses, planeando algo que queremos hacer o decir. Lo calculamos todo, cada detalle. Estamos deseosos de que se produzca el momento de decir o hacer eso que tanto hemos planeado. Por otra parte, tenemos esa cosa por dentro que prefiere más tiempo para poder hacerlo todo más tranquilamente y quedarse aliviado de que no se escape ningún detalle.
Pero esto, todo esto, es un error. Es una pérdida de tiempo que lo único que hace es que no sepamos cómo actuar en el momento preciso. Y es que todo lo que has planeado, todos los detalles, ¡todo! no te servirá. Porque por razones ajenas a ti, todo saldrá inesperadamente. Y es entonces cuando nos ponemos nerviosos, porque notamos que todo lo planeado se ha ido al traste.
Desde este espacio, os aconsejo que no planeéis nada. Cuanto más planeadas están las cosas, peor salen. Sin embargo, está comprobado que, ya sea por fuerzas superiores a nosotros, por el destino o simplemente por casualidad, las cosas sin planear se hacen simples y salen mucho mejor.
Tened el valor de hacer que las cosas importantes se produzcan por sí solas. Y sobre todo, no os quedéis nunca con las ganas de realizar algo.
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Abel Jara Romero