"Ser dispuesto en cuanto a captar conocimientos, para aprenderlos e interiorizarlos, es puro alimento aportado a nuestro cerebro."
Abel Jara Romero.
"Ser dispuesto en cuanto a captar conocimientos, para aprenderlos e interiorizarlos, es puro alimento aportado a nuestro cerebro."
El barrio vallecano de la capital española es el patio en el que juego y curioseo desde niño: sus árboles me inyectan la sabiduría del tiempo; sus miradores, puentes y cuestas me acercan al cielo que me conecta con el universo; sus carriles bici me brindan el placer de sentirme un poco más libre; su gentío me interioriza lo maravillosa que es la diversidad; y mi existencia dejando rastro por sus calles es la certeza de que pertenezco a una sociedad que me aporta y a la que espero aportar. No obstante, mi alma no se limita a una región, ciudad, país o continente, pues ella pretende enriquecerse ahondando en cada ser vivo que protege nuestro hogar llamado Tierra.
No soy mi nombre, no soy mi físico, ni siquiera soy lo que creo ser. Ando buscando de puntillas descubrir quién verdaderamente soy, pero es que cada instante conforma un yo con sus sutilezas y complejidades.
"¿De qué me sirve ser tu salvador y cuidador interno, amándolo, si no soy capaz de salvar al organismo físico que te mantiene viva aunque lo ame del mismo modo?"
El barrio vallecano de la capital española es el patio en el que juego y curioseo desde niño: sus árboles me inyectan la sabiduría del tiempo; sus miradores, puentes y cuestas me acercan al cielo que me conecta con el universo; sus carriles bici me brindan el placer de sentirme un poco más libre; su gentío me interioriza lo maravillosa que es la diversidad; y mi existencia dejando rastro por sus calles es la certeza de que pertenezco a una sociedad que me aporta y a la que espero aportar. No obstante, mi alma no se limita a una región, ciudad, país o continente, pues ella pretende enriquecerse ahondando en cada ser vivo que protege nuestro hogar llamado Tierra.
No soy mi nombre, no soy mi físico, ni siquiera soy lo que creo ser. Ando buscando de puntillas descubrir quién verdaderamente soy, pero es que cada instante conforma un yo con sus sutilezas y complejidades.
Buongiorno, princesa. Buongiorno, mi niña. Buongiorno, gracias por amanecer otro día junto a mí. Buongiorno, por mirarme y sonreír tras abrir los ojos. Buongiorno, tu piel anima a la mía erizándola una vez más. Buongiorno, quedémonos todo el día en la cama como aquella vez. Buongiorno, dame ese beso matutino que me hace vibrar cada veinticuatro horas. Buongiorno, tus ojos me hipnotizan, me atraviesan y tocan mi esencia acompañados de un "te quiero". Buongiorno, tócame, demuéstrame que no estoy soñando. Buongiorno, déjame contemplarte, memorizar cada rincón de ti. Buongiorno, mira al cielo, ¿lo ves? te tiene envidia. Buongiorno, voy a congelar el tiempo, espera. Buongiorno, asegúrate de que respiras, de que todo va bien en tu ser, de lo contrario, moriría. Buongiorno, juega conmigo a comprobar quién quiere más al otro. Buongiorno, no hay mejor aroma que tu propio aroma. Buongiorno, prométeme que hoy no te echaré de menos. Buongiorno, ¿sabes que hoy ya soy feliz?
El barrio vallecano de la capital española es el patio en el que juego y curioseo desde niño: sus árboles me inyectan la sabiduría del tiempo; sus miradores, puentes y cuestas me acercan al cielo que me conecta con el universo; sus carriles bici me brindan el placer de sentirme un poco más libre; su gentío me interioriza lo maravillosa que es la diversidad; y mi existencia dejando rastro por sus calles es la certeza de que pertenezco a una sociedad que me aporta y a la que espero aportar. No obstante, mi alma no se limita a una región, ciudad, país o continente, pues ella pretende enriquecerse ahondando en cada ser vivo que protege nuestro hogar llamado Tierra.
No soy mi nombre, no soy mi físico, ni siquiera soy lo que creo ser. Ando buscando de puntillas descubrir quién verdaderamente soy, pero es que cada instante conforma un yo con sus sutilezas y complejidades.
![]() |
| Leer de abajo hacia arriba. Pantallazo realizado en la red social Ask.fm |
El barrio vallecano de la capital española es el patio en el que juego y curioseo desde niño: sus árboles me inyectan la sabiduría del tiempo; sus miradores, puentes y cuestas me acercan al cielo que me conecta con el universo; sus carriles bici me brindan el placer de sentirme un poco más libre; su gentío me interioriza lo maravillosa que es la diversidad; y mi existencia dejando rastro por sus calles es la certeza de que pertenezco a una sociedad que me aporta y a la que espero aportar. No obstante, mi alma no se limita a una región, ciudad, país o continente, pues ella pretende enriquecerse ahondando en cada ser vivo que protege nuestro hogar llamado Tierra.
No soy mi nombre, no soy mi físico, ni siquiera soy lo que creo ser. Ando buscando de puntillas descubrir quién verdaderamente soy, pero es que cada instante conforma un yo con sus sutilezas y complejidades.